Agricultura 3.0: ¿Cultivos Inteligentes?

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“En las últimas cuatro décadas duplicamos la producción de alimentos, sin embargo, también, fue necesario aumentar en siete veces el uso de fertilizantes nitrogenados”

 

Braulio Soto Cerda
Doctor en Genómica y Genética de Lino
Encargado Genómica y Genética de Oleaginosas
Centro de Genómica Nutricional Agroacuícola

Braulio-Soto

Para el año 2050 se espera que la población mundial sobrepase los 9 billones de personas. En consecuencia, debemos incrementar la producción de alimentos en más de un 70% para responder a esta creciente demanda de la sociedad, ahora, bajo un escenario aun más complejo como es el cambio climático y el deterioro del medio ambiente.

La revolución verde-denominación que se le dio al importante aumento de la productividad agrícola entre 1960 y 1980- baso su éxito en la adopción de tecnologías como la mecanización, uso de mejores variedades y fertilizantes artificiales. En particular, el uso de fertilizantes nitrogenados tuvo un enorme impacto en el aumento de los rendimientos observados en la agricultura. Sin embargo, estos mejores rendimientos tuvieron un costo importante tanto económico como ambiental. En las últimas cuatro décadas duplicamos la producción de alimentos, sin embargo, también, fue necesario aumentar en siete veces el uso de fertilizantes nitrogenados. Esta diferencia entre el nitrógeno utilizado y el bajo rendimiento obtenido se debe a que las variedades actuales solo pueden absorber un 40% del nitrógeno aplicado al suelo. Como resultado, el 60% del nitrógeno no utilizado por las plantas se disuelve en el agua y se volatiliza causando contaminación de las aguas, acidificación de los suelos, aumento del efecto invernadero, y en consecuencia, acelerando el calentamiento del planeta.

Si el éxito de alcanzar la seguridad alimentaria global se basará sólo en el uso de fertilizantes a base de nitrógeno, necesitaríamos incrementar en tres veces más su uso, lo que impactaría negativamente en el ambiente, y en los precios de los alimentos y su accesibilidad para los países más pobres.

Para lograr una producción sustentable en cantidad y calidad para la población mundial y local es necesario mejorar “la eficiencia del uso del nitrógeno” y en general la resiliencia de los cultivos. Este desafío enormemente complejo, puede lograrse con ayuda de la genómica y el mejoramiento moderno de plantas. El desarrollo de variedades capaces de producir más utilizando de forma eficiente los nutrientes del suelo que requirieran una mínima aplicación por ejemplo, de nitrógeno, sumado a la capacidad de la planta de tolerar estreses como la sequía, es la nueva tendencia global. Estas nuevas variedades se conocen como “cultivos inteligentes” (del inglés smart crops) ya que pueden producir más, a menor costo, y en armonía con el medio ambiente. En mi línea de investigación, estoy identificando los genes que permitirán desarrollar “variedades inteligentes” de lino tolerantes a la sequía y eficientes en el uso del nitrógeno, lo que impactará positivamente en la sustentabilidad agro-alimentaria de la agricultura del sur de Chile, y en especial, en la preservación del medio ambiente para las futuras generaciones. Contribuir a mitigar las brechas productivas y la preservación de nuestro medio ambiente me llena de satisfacción y motivación para lograr estos desafíos.