Estrategia para un medio ambiente libre de residuos plásticos. Por Karla Garrido, Ph. D en Química. Investigadora CGNA
Según un estudio de 2017, Chile generó 23.240 toneladas de residuo plástico de un solo uso, algo así como 77.466 lobos marinos macho. Pero la contaminación por plástico es un problema mundial que se ve reflejada, principalmente, en los océanos, lo evidencian varias imágenes que nos han dejado impactados por el daño que producen en los animales, tanto por las grandes áreas que pueden afectar o por el hecho de encontrar envases de hace 40 años con un daño mínimo.
Según la ONU, de no existir un cambio de aquí al 2050 existirá más plástico que peces en el océano. Frente a esta problemática se cambia el sentido de una economía lineal (extraer, producir, consumir, desechar), por una economía circular (obtener, producir, usar, reciclar).
Para fomentar la economía circular se han llevado a cabo diferentes estrategias como la regla de las 3R (reduce, reutiliza, recicla), el Pacto Chileno de los plásticos (plasma la ruta para una economía circular) o leyes a nivel nacional como la ley Nº 20.920 de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que tiene como objetivo disminuir la generación de residuos y fomentar su reutilización, reciclaje y otro tipo de valorización.
Otra ley aprobada en el año 2021 es la ley N° 21.368 que restringe el uso de plásticos de un solo uso y fomenta el uso de material reciclado o compostable.
Si bien, se tienen los lineamientos y las exigencias para fomentar el reciclaje, no es suficiente, si no existe la participación de la sociedad, el sistema educativo, empresas y los diferentes niveles del estado, es decir, toda la sociedad.
El sistema educativo puede jugar un rol fundamental sí se cuentan con las herramientas necesarias, ya que se puede inculcar desde muy pequeño el concepto de reciclaje.
En el ámbito científico estamos en constante búsqueda de nuevos desarrollos, aplicaciones o tecnologías para el material reciclado. Junto con ello los municipios deben buscar mejoras en el sistema de reciclaje, ya que hasta la fecha la mayor cantidad de puntos de reciclaje son exclusivos para botellas plásticas (jugo, bebidas, aguas), botellas de vidrio y cartón.
Sin embargo, con este sistema se dejan afuera otros materiales plásticos como los envases de alimentos, envases de productos de limpieza y plásticos en desusó (cajas organizadoras, tapper, material de medicina, construcción, agricultura entre otros) que igual contribuyen, significativamente, a la contaminación medioambiental.
¿Pero cómo ampliar la gama de productos a reciclar? Mediante la exigencia de consumidores activos o a través de las municipalidades las que deben entregar las herramientas y hacer los nexos con las empresas para contar con un mejor servicio de reciclaje.
Creo que lo importante es que existen avances en el ámbito del reciclaje, faltan algunos detalles y mejoras en los sistemas, pero vamos camino a una sociedad que busca un futuro libre de residuos plásticos.
Cabe destacar que los plásticos han mejorado considerablemente nuestra calidad de vida, pero la deficiencia en el manejo de sus residuos les hizo una mala fama. Esta opinión general puede ser revertida por los cambios que se están planteando o el desarrollo de nuevas tecnologías para reemplazar a los plásticos sintéticos por plásticos biodegradable.
Esto último es una línea de ciencia y tecnología que actualmente se desarrolla en el Centro de Genómica Nutricional Agroacuícola, donde, en conjunto con científicos de la Universidad de La Frontera, estamos trabajando en la formulación de un material biodegradable con propiedades antioxidantes y antimicrobianas.
Durante estos tres años buscaremos entregar una alternativa viable a la industria de envases de alimentos, uno de los sectores que más genera contaminación por plásticos de un solo uso.
Comprometidos con el futuro de una sociedad más cercana con los desafíos del cuidado del medio ambiente, esperamos que estas soluciones sean en los próximos años una realidad en cada casa de nuestro país.